"Nunca he podido sentir lo que es una madre, hasta ahora... llorando frente a su sepulcro.
Tiempo atrás pensaba que la única manera de ser una gran persona era siguiendo a mi mamá, pues ella era la persona más importante en mi vida: ¡ yo sólo era una niña! Ella me amaba mucho, pero había momentos en los que no podía comprender su modo de actuar. Un día, recuerdo yo, estaba cantando en mi casa, cuando mi mamá de repente llegó y me calló, diciéndome "¡A ver, niña, deja de cantar, me estas volviendo loca! ¡Como si cantaras muy bien!" Desde ese entonces, mi deseo de ser cantante se fue a la basura... además, tenía razón, cantaba terrible.
Después, mi inocencia me condujo a muchas actitudes que a mi mamá no le gustaron nada, como la vez que se me salió decirle a una profesora una palabrota que repetía del vocabulario de quien era mi ejemplo. No llegué a comprender el porqué de mi sanción, y desde entonces conozco el rencor.
De repente, llegué a un estado de rebeldía; por fin conocía que mi mamá me estaba haciendo como ella quería, entonces el concepto de grandeza que tenía se volvió al de una controladora impulsiva y mi amor dejó de ser igual. Entonces, cada que mi mamá me decía un cumplido, llegaba a reprocharle y muchas veces a mandarla a volar, gritándole. Quién sabe por qué ahora actuaba como alguien amoroso, pero aún así no olvidé lo que me hacía cuando niña. Ya era parte de mi, inconscientemente.
Ahora veo lo difícil que ha de haber sido soportarme, pero bien era su culpa por haberme educado así no. Ni modo.
Sin embargo, ahora que se ha ido puedo llorar por algo... ¿Será que empiezo a reconocer todas las cosas que ella sacrificó por mi? Recuerdo cuando salíamos a comprar juntas- cuando me orgullo me dejaba- y ella me decía que gastara lo que yo quisiera, al cabo que ella no quería comprarse nada porque todo lo que quería era hacerme feliz. Y yo que siempre la insulté de verse mal. ¿Qué hay de aquella vez que se acercó a mi cama a besarme? Yo me hice a un lado, haciendo que se marchara triste por no recibir correspondencia. O, esa vez que se acercó a mi para pedirme un favor que sólo yo podía hacer y que, no obstante, le dije que no fríamente.
Comienzo a entender lo que hacía: Quería amarme como la niña que era antes. Lo extrañaba, y debo de aceptar que yo también, pero no quería reconocerlo en ese entonces.
He desperdiciado un tiempo muy valioso con mis hijos tratando de educarlos debidamente que no les he dado algo muy importante: amor. Mi mamá se dio cuenta de ello en un momento muy difícil. No debo dejar que se sientan sin amor, como yo.
Tiempo atrás pensaba que la única manera de ser una gran persona era siguiendo a mi mamá, pues ella era la persona más importante en mi vida: ¡ yo sólo era una niña! Ella me amaba mucho, pero había momentos en los que no podía comprender su modo de actuar. Un día, recuerdo yo, estaba cantando en mi casa, cuando mi mamá de repente llegó y me calló, diciéndome "¡A ver, niña, deja de cantar, me estas volviendo loca! ¡Como si cantaras muy bien!" Desde ese entonces, mi deseo de ser cantante se fue a la basura... además, tenía razón, cantaba terrible.
Después, mi inocencia me condujo a muchas actitudes que a mi mamá no le gustaron nada, como la vez que se me salió decirle a una profesora una palabrota que repetía del vocabulario de quien era mi ejemplo. No llegué a comprender el porqué de mi sanción, y desde entonces conozco el rencor.
De repente, llegué a un estado de rebeldía; por fin conocía que mi mamá me estaba haciendo como ella quería, entonces el concepto de grandeza que tenía se volvió al de una controladora impulsiva y mi amor dejó de ser igual. Entonces, cada que mi mamá me decía un cumplido, llegaba a reprocharle y muchas veces a mandarla a volar, gritándole. Quién sabe por qué ahora actuaba como alguien amoroso, pero aún así no olvidé lo que me hacía cuando niña. Ya era parte de mi, inconscientemente.
Ahora veo lo difícil que ha de haber sido soportarme, pero bien era su culpa por haberme educado así no. Ni modo.
Sin embargo, ahora que se ha ido puedo llorar por algo... ¿Será que empiezo a reconocer todas las cosas que ella sacrificó por mi? Recuerdo cuando salíamos a comprar juntas- cuando me orgullo me dejaba- y ella me decía que gastara lo que yo quisiera, al cabo que ella no quería comprarse nada porque todo lo que quería era hacerme feliz. Y yo que siempre la insulté de verse mal. ¿Qué hay de aquella vez que se acercó a mi cama a besarme? Yo me hice a un lado, haciendo que se marchara triste por no recibir correspondencia. O, esa vez que se acercó a mi para pedirme un favor que sólo yo podía hacer y que, no obstante, le dije que no fríamente.
Comienzo a entender lo que hacía: Quería amarme como la niña que era antes. Lo extrañaba, y debo de aceptar que yo también, pero no quería reconocerlo en ese entonces.
He desperdiciado un tiempo muy valioso con mis hijos tratando de educarlos debidamente que no les he dado algo muy importante: amor. Mi mamá se dio cuenta de ello en un momento muy difícil. No debo dejar que se sientan sin amor, como yo.
Me duele... duele no poder decirle "te quiero, mamá" una vez más, cuando hace tiempo no se lo he dicho. Pero si algo quiero mantener en mi mente es que ella llegó a amarme y que gracias a esto, desafortunadamente, gracias a su muerte, conozco lo que es ser madre. Ser madre significa ser Amor."